Cualquier momento puede ser el idóneo para llevar a cabo una limpieza a fondo de nuestro hogar. Pero hay fechas que nos invitan más a ello: momentos cercanos a la Semana Santa, a la feria, a la primavera, en verano, para la Navidad, para un acto social o familiar, etc. Puede ser una gran oportunidad de sentir que la casa está más viva que nunca.

Pero ¿cómo podemos organizar una limpieza a fondo?

En los preparativos de una limpieza a fondo se deben tener en cuenta, al menos,  3 aspectos clave:

1.-Planifica antes de actuar: antes de empezar, haz una relación de las cosas que hay que hacer, pensando con qué ayuda cuentas para quitar y limpiar cortinas pesadas y alfombras; lavar visillos; limpiar ventanas, retirar muebles y limpiar a fondo los rincones; aspirar paredes y techos; lavar mantas y edredones y guardarlos; limpiar y hacer el cambio de armarios… Una vez que hayas decidido las tareas que hay que hacer, es recomendable planifícalas en un planning para ir llevándolas a cabo en orden y paso a paso.

2.- Revisa si quieres deshacerte de algunas cosas: una limpieza en profundidad siempre ofrece la posibilidad de replantearte qué cosas quieres desprenderte para ganar espacio o armonía. Revisa aquello que no usas o que crees que ya no te hacen sentir bien porque crea desorden o perdió su utilidad y aprovecha este momento para venderlo o donarlo antes de comenzar a fondo con la limpieza.

3.- Haz una lista con los utensilios y los productos de limpieza que necesitarás: Para ello, apunta todo lo que vayas a utilizar, como paños, bayetas, fregona, escoba, recogedor, aspiradora, plumero, escalera… y piensa qué tipo de productos vas a usar.

Como acabamos de mencionar, para llevar la limpieza a fondo a buen término, es muy importante seguir un orden planificado con antelación, en el que se deben ir realizando las siguientes tareas:

1. Ventilar, el primer paso. Abre todas las ventanas y deja pasar la luz y el calor y cuenta con ellos como aliados para esta puesta a punto. La casa necesita respirar y oxigenarse y ésta es la gran oportunidad de concedérselo.
2. Limpiar techos y paredes de todas las dependencias. El modo más fácil de hacerlo es con la ayuda del aspirador, plumero o un cepillo cubierto con un paño. Estos utensilios te permitirán retirar el polvo que se haya formado durante el invierno, atendiendo también a los rincones y a los zócalos.
3. Limpiar las ventanas. Se repasan marcos y cristales que luego se secarán con bayetas especiales para cristal.
4. Limpiar las lámparas y bombillas. Para ello, observa primero que siempre estén apagadas. Para limpiarlas, basta con pasarles un plumero y después un paño húmedo. Si las lámparas son de cristal (como las de araña) la forma más adecuada de limpiarlas es con unos guantes de algodón humedecidos repasando cristal por cristal.
5. Cambiar los muebles de lugar si reciben el sol directo. Para su limpieza es importante que tengas en cuenta cómo es su acabado (cera, barniz…) de esta forma sabrás qué producto es el más adecuado para limpiarlos, igualmente, recuerda que es necesario también limpiar la parte trasera y de debajo de cada mueble.
6. Limpiar adecuadamente los suelos. Aquí tendrás que observar también el tipo de material del que están hechos. Si son de madera o de mármol, una vez aspirados, se pasará una mopa llegando bien a los rincones y si hay manchas se limpiarán con un paño húmedo muy escurrido. Si los suelos son impermeabilizados, tan sólo se les pasará la fregona.
7. Lavar y planchar cortinas, mantas, edredones, cojines y fundas en la lavadora.

Puede haber circunstancias que nos aconsejen que estas limpiezas a fondo nos las hagan profesionales expertos: por la complejidad de la limpieza, por qué podamos necesitar maquinaria especializada, por falta de tiempo, por el esfuerzo que la limpieza puede conllevar, etc. Para esos momentos podemos confiar en empresas especializadas como Limpur, que ha sabido conjugar perfectamente la eficacia, la profesionalidad, las buenas prácticas en este sector, la satisfacción y el mejor precio posible.