Autor: Francisco García Montoya
(El autor es agricultor, licenciado en Ciencias Geológicas por la Universidad de Granada, doctorado en Botánica por la Universidad de Córdoba y Catedrático numerario de Bachillerato jubilado).
El lenguaje globalista incluye una serie de expresiones que ponen de manifiesto hasta qué punto los malos, las élites detrás de la infame Agenda 2030 y de sus engendros, el Pacto Verde y la transición energética, son capaces de emplear lo mejor para encubrir lo peor. Lo digo sobre todo pensando en las frases siguientes: “huerto solar”, “granja solar” e incluso “parque solar”. Por cierto, que para llamar Pacto Verde a dicho pacto también hay que tener una buena dosis de cinismo y de ganas de manipular el lenguaje.
La palabra “huerto” evoca en el inconsciente colectivo sensaciones y emociones de frescor con acequias de agua clara fluyendo por ellas, de verdor, de sombras, de productividad vegetal, de biodiversidad y variedad de cultivos que van desde hortalizas de muchas clases hasta frutales de diversas especies, de suelos de vega profundos ricos en materia orgánica, bien labrados y libres de malezas, del trabajo duro pero satisfactorio del hortelano dedicado con primor al cultivo de su huerta. En fin, la palabra huerta/o tiene siempre una connotación positiva en el inconsciente de la gente. Cuando uno busca en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE) la palabra “huerto” nos devuelve la siguiente respuesta: “Terreno de corta extensión, generalmente cercado, en que se cultivan verduras, legumbres y árboles frutales” y como sinónimos de huerto se pueden leer vergel, granja, regadío, ribera, vega, hortaliza. Entre tanto es difícil encontrar antónimos de huerto, pero podrían ser páramo, estepa, erial, yermo, baldío o INSTALACIÓN SOLAR. También explica el DRAE que el significado coloquial de la expresión “llevarse a alguien al huerto” es convencer a alguien.
En cuanto a la palabra “granja” pasa algo similar, nos evoca un lugar productivo lleno de animales: gallinas, pavos, patos, ocas, caballos, asnos, vacas, cerdos, etc. Con frecuencia granja y huerta se fusionan en una misma unidad de explotación, pero de cualquier forma son palabras con connotaciones positivas donde se producen alimentos locales frescos y sanos que luego encontraremos en los mercados. El DRAE nos dice que granja es “finca dedicada a la cría de animales”. Lo opuesto a la palabra “granja” bien podría ser EMPLAZAMIENTO DE PLACAS SOLARES.
Y qué decir de la palabra “parque” asociada a las instalaciones de placas solares. Un parque nos evoca frescor, árboles de sombra, paseos, estanques, fuentes, juegos de niños, paseos relajantes, tertulias a la sombra de árboles centenarios, algún que otro monumento conmemorativo. A los egabrenses la palabra “parque” nos recuerda inmediatamente el Parque Alcántara Romero, vulgo “El Paseo”, imagínense el recito rectangular del Paseo transformado en una instalación solar, no habría árboles, ni setos, ni parterres, ni pájaros, ni fuentes, ni nada que diera sombra, imagínenlo entre el 15 de julio y el 15 de agosto a las cuatro de la tarde, lo que más se podría asemejar a eso actualmente sería la plaza de España. Como en las anteriores la palabra “parque” sugiere siempre cosas agradables y si volvemos a consultar el DRAE veremos varios significados todos positivos, el primero de ellos es el siguiente: ”En una población, espacio que se dedica a praderas, jardines y arbolado, con ornamentos diversos, para el esparcimiento de sus habitantes.” Y entre los sinónimos se puede leer: jardín, prado, arboleda, parterre, campo y bosque. Lo contrario de “parque” podría ser otra vez erial, estepa, yermo, baldío o RECINTO DE PLACAS SOLARES.
A partir de ahora propongo no usar estas tres palabras; “huerto/a”, “granja”, “parque”, para nombrar lo que realmente es su opuesto y llamar a las centrales eléctricas fotovoltaicas CENTRALES SOLARES, INSTALACIONES SOLARES, RECINTOS SOLARES, ESTACIÓNES DE PLACAS SOLARES, YERMOS SOLARES, BALDÍOS SOLARES, ERIALES SOLARES o cualquier otra denominación adecuada a lo que realmente representan. Pero, nunca huerto/a, granja o parque porque en mi opinión sería una perversión del lenguaje.
Asociar las palabras huerto/a, granja y parque a las instalaciones solares no crean ustedes que es casual porque la Agenda 2030 no da puntada sin hilo, el lenguaje está perfectamente estudiado para sugerir subliminalmente que las instalaciones solares son algo positivo a pesar de que para construirlas haya habido que arrancar miles de olivos o naranjales, expropiar tierras arruinando la vida de muchos agricultores, estropear el paisaje de comarcas enteras destruyendo la biodiversidad de las mismas, convertir suelos fértiles en eriales improductivos. Y encima que dejan el suelo inutilizado quizás por varias generaciones tienen el desparpajo de llamarlo huerto/a, granja o parque, y lo más indignante es que lo hacen según dicen ellos con la intención de salvar el planeta de la Humanidad y de salvar a ésta de sí misma. Es la infame manipulación del lenguaje para
“llevarse a la gente al huerto”.