El Corredor Verde del Guadiamar consolida sus valores ecológicos 20 años después del vertido

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El consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, José Fiscal, ha destacado que, veinte años después del vertido de Aznalcóllar, el estado de conservación del Corredor Verde del Guadiamar, en la provincia de Sevilla, es incluso mejor que antes del suceso. Fiscal ha recalcado que este ha sido de los mayores proyectos de restauración ambiental de zonas contaminadas emprendidos a nivel mundial.

El consejero ha asistido a las actividades conmemorativas de este aniversario, tituladas ‘El río Guadiamar con otra mirada’, y que han consistido en dos talleres educativos con escolares de la zona en Las Doblas, Sanlúcar la Mayor y el centro de visitantes del Paisaje Protegido, en Aznalcázar. Uno de ellos, centrado en el diagnóstico ambiental del Guadiamar, realizado en el marco del programa Andarríos, y otro vinculado a las aves, a través de la construcción de cajas nido y el anillamiento de ejemplares. Le ha acompañado la nueva directora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Andalucía, Margarita Paneque; la delegada del Gobierno en Sevilla, Esther Gil, y el alcalde de Sanlúcar la Mayor, Raúl Castilla.

El titular de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha resaltado que este espacio se ha convertido, desde que se produjera el accidente en 1998, en un laboratorio natural, tanto por la desaparición de la contaminación como por lograr mejores condiciones ecológicas, al haberse fomentado hábitats originarios que se perdieron por la actividad agrícola. El consejero ha recordado que la recuperación total del Guadiamar, desarrollada hasta 2003, supuso unas inversiones de 165,3 millones de euros por parte de la Junta de Andalucía.

El Gobierno andaluz impulsó un plan de regeneración, forestación y restauración hidrológica-forestal de los suelos. Fue decisiva la plantación de 1,7 millones de árboles y arbustos diferentes, desde los característicos del monte mediterráneo al bosque de ribera pasando por los ecosistemas marismeños. Las actuaciones realizadas han repercutido positivamente en la calidad de las aguas que abastecen los espacios protegidos de Doñana y del estuario del Guadalquivir, así como en la creación de un pasillo natural de más de 60 kilómetros fundamental para el tránsito de la fauna silvestre entre el Espacio Natural de Doñana, su área de influencia y Sierra Morena.

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