Jose Calvo Poyato

Nacido el 23 de julio del 1951 disfruta ya de su jubilación “parcial” después de toda una vida dedicada a la política, la enseñanza y la escritura,

José Calvo Poyato (23/07/1951) disfruta ya de su jubilación “parcial” después de toda una vida dedicada a la política, la enseñanza y la escritura, a la que ahora puede dedicar mucho más tiempo al igual que a su familia. De todo ello hablábamos con él en esta entrevista para Cabra Noticias.

CabraNoticias: Buenas tardes y muchas gracias por atendernos. Después de una vida tan ajetreada y en diversos frentes, ¿a qué se dedica ahora José Calvo Poyato?

José Calvo Poyato: Actualmente sigo escribiendo mucho, y sigo dando clase en la universidad a personas mayores dentro de la llamada ‘Cátedra Intergeneracional’, y además me llaman de bastantes sitios para participar en conferencias, charlas, jornadas… por lo que se puede decir que tengo aún una vida muy activa.

CN: Desde su retirada de la vida política y en menor medida de la educativa, ahora tiene más tiempo para dedicar a la escritura, su otra gran pasión. De las dos actividades de las que se ha retirado o casi retirado, ¿cuál echa más de menos y por qué?

JCP: Digamos que yo fui político durante un tiempo determinado de mi vida, pero mis funciones siempre han sido las de ejercer como profesor de Historia. No echo en falta la enseñanza porque sigo ejerciéndola, ni echo de menos la historia porque sigo leyendo mucho sobre ella para estar al día, pero con respecto a la política, entiendo que es una actividad que debe ser temporal y no dedicarse a ella profesionalmente, sino solamente con la intención de tratar de proponer ideas para ayudar a la gente e intentar solucionarle los problemas. Por tanto, diría que echo más en falta mi etapa como profesor a tiempo completo, pero puedo satisfacerme con las clases que he comentado anteriormente.

CN: ¿Se tenía una mejor imagen de los políticos cuando usted se dedicaba a ello, que la que se tiene hoy en día?

JCP: Creo que sí porque la política se ha degradado mucho y creo que de ello tiene mucha culpa la sociedad en general, porque siempre solemos culpar a los demás en lugar de hacer autocrítica. Ha habido muchos políticos corruptos y eso ha llevado a generalizar que todos los políticos son corruptos, cosa que no es así porque hay muchas personas decentes que están trabajando por intentar mejorar la vida de sus vecinos en la medida de sus posibilidades. Lo que ocurre también es que hay políticos que prácticamente aseguran que pueden solucionar los problemas en 24-48 horas, y realmente lo que se soluciona en ese tiempo no es un problema, es una simpleza. Además, hay gente que no se quiere comprometer, pero no sólo en la política sino en muchos otros aspectos de la vida, porque hay tendencia a pensar mal de quienes lo hacen porque se cree que lo hacen a cambio de algo y no por esforzarse en ayudar a solucionar los problemas de la sociedad. Por último, añadiría el rol que juegan los medios de comunicación, que tienen un papel fundamental en cuanto a la investigación para que no se cometan cosas que no deben cometerse y han ayudado a difundir una imagen perniciosa de la política. Con todo, siempre he pensado una cosa: si no hay política, ¿qué hay?

CN: ¿Cómo valora la irrupción en Andalucía, por primera vez en nuestra historia, de un gobierno de centro derecha? ¿Considera que ha sido el propio PSOE, con sus políticas y los casos de corrupción que se han ido destapando, quien ha provocado este cambio?

JCP: Bueno, aún es pronto para valorar cómo va a ser la política del nuevo gobierno andaluz porque considero que hay que darle un poco de tiempo, pero está claro que un partido que ha permanecido cerca de cuarenta años tiende a adocenarse y a permitir que ocurran cosas que no deben ocurrir y bajo mi punto de vista una de las esencias de la democracia está en la alternancia política y en que de vez en cuando participen otros del juego y que no estén siempre los mismos. Yo creo que Andalucía necesitaba este cambio aunque tenemos que ver cómo va evolucionando nuestra comunidad con este nuevo gobierno. Respecto a los motivos, creo que son un poco las dos cosas que usted plantea; por un lado, los casos de corrupción que han salpicado al PSOE, como en el caso de los EREs, que es uno de los casos más graves de nuestra historia, está claro que ha afectado, porque utilizar el dinero de los parados para lo que realmente se ha utilizado en algunos casos, siendo esta la región con la tasa de paro más alta de España y una de las más altas de Europa, me parece sencillamente impresentable. Está por ver si va a producirse un auge de los partidos de derecha, porque aún nos quedan las elecciones europeas y municipales, pero sí que es cierto que, en parte, el PSOE ha pagado el que ocurran cosas que nunca deberían de haber ocurrido. Creo que estos cambios en la alternancia política son saludables.

CN: Hace cerca de diez años estuvo usted como diputado por Córdoba en el Parlamento Andaluz en dos etapas. ¿Qué recuerdos le trae?

JCP: Ser militante del Partido Andalucista era ser miembro de un partido pequeño y con unos recursos muy limitados, por lo que debíamos de hacerlo casi todo los militantes. No dispusimos de grandes entidades que pudiesen prestarnos grandes apoyos, y quizá por eso lo recuerdo como una etapa que viví con gran ilusión en la que defendíamos que Andalucía debía de jugar un papel más importante y distinto al que venía jugando tradicionalmente. Con todo, hay que decir que seguramente cometimos muchos errores, algunos de bulto, con muchos enfrentamientos internos, y por otro lado, creo que quizás no fuimos capaces de plantear un mensaje claro a la sociedad, o la sociedad prefería otras opciones. De todas formas, Andalucía nunca ha llegado a salir de la cola del paro, porque siempre ha tenido ocho o diez puntos de paro más que la media nacional, seguimos estando en los niveles más bajos de renta per cápita, el fracaso escolar sigue estando por encima de la media nacional…

CN: Ahora se suele decir mucho que “aquellos que no conocen su historia están condenados a repetirla”. ¿Está de acuerdo con esa afirmación y considera que en España se puede revivir algún capítulo de nuestro pasado con las continuas agresiones entre partidos cuyos polos ideológicos son totalmente opuestos?

JCP: Yo creo que la historia no se repite nunca, es decir, las circunstancias en las que se producen determinados acontecimientos históricos en un tiempo determinado varían mucho. La España y la Andalucía de hoy no tienen absolutamente nada que ver con las del siglo XIX o inicios del XX porque por poner un ejemplo, antes hemos hablado de fracaso escolar, pero a principios del siglo pasado hablamos de que el 70 u 80% de la población era analfabeta, y nada más que con ese detalle, la situación ya cambia exponencialmente de un momento a otro. Con todo, sí que es cierto que el hombre no suele aprender de sus propios errores y suele tropezar dos y más veces con la misma piedra y sacar las consecuencias de esto, y quizás esos pueblos sí que pueden estar condenados a repetir su historia. A mí me preocupa mucho que se haya vaciando el centro político, porque eso ha provocado que se haya perdido el sentido de diálogo, de negociación y de consenso y que se piense que quien milita en otra fuerza política es tu enemigo y no tu adversario. Al final, se supone que todos quieren mejorar la sociedad, pero bajo puntos de vista distintos. Recuerdo que era muy joven cuando se quería redactar una Constitución que naciera del consenso de todas las ideologías políticas, y hoy en día veo casi imposible que esto pudiera producirse. Me preocupan ciertamente los extremos, porque se critica mucho a VOX por la derecha, pero también Podemos por la izquierda ha dicho cosas muy graves, como que estamos en el régimen del 78. ¿Pero qué régimen, si precisamente es la Constitución la que les permite expresarse libremente? O el caso de los independentistas catalanes, que dicen que estamos en una dictadura, cuando si lo estuviéramos no podrían expresarse como se expresan muchas veces. Esto es algo que me preocupa y pienso que debería hacerse un proceso de reconducción hacia posiciones más moderadas y serenas que nos permita recuperar el diálogo y el consenso porque estas posiciones a las que me refiero han dado grandes fruto a nuestro país.

CN: Aparcando la política y hablando de enseñanza, usted ha dedicado gran parte de su vida a la enseñanza de la Historia. ¿Qué le hizo escoger esta rama de la enseñanza y no otra?

JCP: Desde que era niño, la historia ha sido mi gran pasión. Recuerdo cuando con pocos años leía libros de historia e incluso iba a la biblioteca a sacar libros de historia. De hecho, me parecía tan apasionante que no la consideraba siquiera como una profesión porque entendía que una profesión era algo más duro y azaroso. Finalmente, a los diecisiete o dieciocho años me di cuenta que estudiar historia podía llevarme a ser historiador y a dar a conocer la historia a los demás. Tanto es así que la historia era mi pasión de pequeño y lo sigue siendo de más mayor (risas).

CN: En ese sentido, se suele incluso decir que cuando uno está desarrollando su pasión no le da la impresión siquiera de estar desarrollando una profesión…

JCP: Sí, de hecho a mí nunca me ha costado trabajo alguno dar clases de historia, si bien es cierto que hay que sujetarse a una normativa tanto por parte de los alumnos como por parte de los profesores. De todos modos, para mí, enseñarle la historia a un grupo de jóvenes ha sido siempre una satisfacción y una alegría, y sigue siéndolo ahora con personas más mayores.

CN: ¿Cree que dar a conocer la Historia a los adolescentes es una de las mejores cosas que se pueden enseñar?

JCP: Hay un viejo dicho que dice que “la historia es maestra de la vida”, y en cierta medida creo que es algo que nos puede permitir bucear en ella para explicarnos el presente. Nosotros estamos donde estamos porque nuestros antepasados han recorrido un determinado camino. Sin ese recorrido previo, ahora estaríamos en otro punto distinto, por lo que es muy importante saber qué recorrido hicieron, por qué lo hicieron y en qué circunstancias, me parece algo apasionante.

CN: Hablábamos antes de cómo ha cambiado la política en los últimos años. En la enseñanza convendrá conmigo que, en cierta manera, ocurre lo mismo tanto del punto de vista de cómo se enseñan los contenidos como de la forma de actuar de profesores y alumnos…

JCP: Diría que ha cambiado radicalmente. Le puedo asegurar que cuando yo cursaba el Bachillerato, por ejemplo, pasaba por nuestro lado un profesor y había que ponerse de pie, y cuando el profesor o profesora entraba a la clase, igual. Era una relación profesor-alumno excesivamente distante que se ha ido atenuando hasta el punto de pasar al extremo totalmente opuesto, con una sucesión de faltas de respeto y de reconocimiento continuadas hacia los profesores no sólo por parte de los alumnos, sino también de la sociedad. Además, hay un cambio radical también en la metodología, ya que yo siempre he defendido la cronología de los hechos para entender el porqué y el cuándo ocurren, si bien es cierto que se ha perdido esa sucesión de fechas y listas de nombres que había que aprenderse y que no tenían mucho sentido. Con todo, no podemos caer en el extremo de no trabajar la memoria, porque es una potencia muy importante que crece cuanto más se ejercita.

CN: ¿Qué recuerdos destacaría de la Cabra de su infancia y adolescencia en contraposición a la Cabra de hoy?

JCP: Uno de los más destacados sería el hecho de jugar en la calle, ya que apenas pasaban coches. Igual lo hacía uno cada media hora. Las condiciones eran muy distintas, porque apenas teníamos juguetes y cuando llegaban, era para los Reyes Magos y poco más. La tecnología apenas existía y era muy elemental, por lo que jugábamos a las bolas, a pillar, a la piola… cosas que hoy prácticamente han desaparecido. Con todo, aunque sea una ciudad muy diferente, yo sigo conservando esencias de cuando yo era niño, como pueden ser el Parque Alcántara Romero, la Fuente del Río, la Senda de Enmedio… aunque se hayan ido transformando. Por otro lado, las fiestas también nos siguen trayendo recuerdos de otros tiempos aunque se hayan ido introduciendo elementos novedosos.

CN: ¿Cree que Cabra es una ciudad que ha sabido mirar por sus hechos y antepasados históricos, más allá de un urbanismo que sabemos que siempre es cambiante y trata de adaptarse a los nuevos tiempos?

JCP: Creo que se ha mirado por unas cosas pero no se ha hecho por otras. Han desapareció casas que pudieron haberse conservado, sobre todo en esa etapa de desarrollismo que supusieron los años 60, la vega de huertas se ha visto mermada en determinados momentos… pero en general creo que sí, que en líneas generales, nuestra ciudad es generosa con sus personas y sus gentes, y con personajes de enjundia como Juan Valera, Dionisio Alcalá – Galiano o el propio José Solís, que fue un egabrense que ideológicamente vivió en una determinada posición y un determinado momento, pero que consiguió logros realmente importantes para la ciudad y que han repercutido de forma extraordinaria para muchas familias de la ciudad.

CN: Desde la corporación municipal actual se conmemoró el año pasado el bombardeo que sufrió la ciudad, y este año el accidente aéreo del que se cumplen 50 años, además de otras actividades que se realizan cada año desde el área de Cultura. ¿Considera que es una manera de recordar de dónde venimos?

JCP: Considero que deberíamos de recordarlo absolutamente todo para tener conocimiento de las cosas que ocurrieron. A veces pienso que se quieren recordar cosas puntualmente que tienen un relativo sentido, y pienso también que carece de mucho sentido conmemorar el, por ejemplo, 327 aniversario de algo, porque los aniversarios entiendo que deben celebrarse cuando son fechas muy señaladas, como el cincuentenario, el centenario, el bicentenario… Me parece que en lugar de caer en esos extremos, deberíamos hacerlo en cuestiones que realmente son efemérides a la hora de celebrarlas. Estoy diciendo que hay que recordarlas, pero sin caer en determinados excesos que a veces percibo.

CN: Usted ha investigado y escrito mucho sobre la historia de Cabra a través de sus obras. Si tuviera que destacar los tres hechos que más le han llamado la atención en nuestra ciudad, ¿cuáles señalaría?

JCP: Es difícil escoger porque la historia de Cabra es muy larga y tiene muchos siglos, pero sí que hay algunos momentos particularmente llamativos. El primero de ellos es el crecimiento urbano de la ciudad cuando termina la guerra de Granada, porque tras ello se produjo una apertura de las fronteras que permitió a Cabra crecer de una forma espectacular. Hasta entonces, Cabra se encontraba dentro de la muralla entre lo que hoy serían la Villa y el Cerro, pasando dicha muralla por lo que hoy sería la calle Cervantes o Alcalá – Galiano poco más o menos. Ese era el recinto de la ciudad de Cabra, que en pocos años llega a la altura de donde está hoy la Parroquia de los Remedios, la calle Santa Ana o la calle La Cruz. El segundo sería, en el siglo XIX, cuando se construyen la Plaza de Toros y el Parque Alcántara Romero. Y luego, aunque hay algunos hechos históricos puntuales que podrían ser reseñables, yo me quedo con la fundación del Real Colegio de la Purísima Concepción, ya que permitió que en pleno siglo XIX Cabra dispusiese de un instituto, algo que no había en ningún otro pueblo. Sólo había un instituto en la capital y otro aquí, y esto permitió estudiar a muchos muchachos egabrenses que, de otra forma, no pudieran haberlo hecho. Así, se crearon también unos grupos culturales muy importantes.

CN: Es usted miembro de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Teniendo en cuenta que dentro de ella, el lenguaje en cuanto a la forma de expresarse es un factor a tener en cuenta, ¿qué opinión le merece la utilización del lenguaje inclusivo? ¿Se ha, en cierta manera, desmadrado un poco este tema?

JCP: Estoy de acuerdo con ello porque, si bien es cierto que habitualmente se ha utilizado un lenguaje muy masculino y en ciertas circunstancias es necesario distinguir, se está llegando a ese estado que comenta. Piense que hay palabras que sirven para los dos géneros, como presidente. Si nosotros empleamos presidenta, para masculina deberíamos emplear presidento. Y de piloto, ¿sería pilota? Ciertamente se están cometiendo excesos en ese sentido, como con el todos/todas, chicos/chicas de forma repetida, y en mi opinión es un uso poco adecuado del lenguaje, del que se está abusando en cuanto a su inclusividad.

CN: Este año ha recibido una de las Medallas de Andalucía el Instituto Aguilar y Eslava, centro donde usted estudió. ¿Se ha tardado en reconocer todo lo que esta institución ha aportado a lo largo de su dilatada historia o es normal dentro de lo que supone la distinción y la gran cantidad de instituciones andaluzas que la merecen?

JCP: Donde estudié y donde di clase un año (risas). Creo que lo importante es que haya llegado y no tanto si lo hace pronto o tarde, porque como usted ha dicho muy bien, la importancia de esta entidad educativa no se reduce solamente a Cabra, sino que se amplía a una comarca muchísimo más amplia y a un grupo de población que pudo cursar estudios medios gracias a su situación geográfica. Todo esto, sin perjuicio y mucho más allá de que por sus aulas hayan pasado personalidades muy importantes como pudieron ser Blas Infante, el presidente de la Segunda República, Niceto Alcalá Zamora, y muchos de los grandes prohombres de la Cabra del siglo XIX, como José de la Peña y Aguayo. Al final, como decía al principio, más pronto o más tarde, lo importante es que se ha reconocido la impagable labor de una institución con más de 350 años de historia, ya que tantos alumnos y tantos profesores como han pasado por ella lo merecen. En España somos bastante iconoclastas, y cuando algo tiene muchos años se suele decir “eso es muy antiguo, hace falta una cosa nueva”, y esto nos diferencia mucho de los británicos, que tienen un amor incondicional por sus tradiciones y sus cosas antiguas verdaderamente admirable, y en nuestro caso que es para sentirnos orgullosos de la trayectoria de este instituto egabrense.

CN: Para terminar, hablemos de escritura. Con casi veinte novelas históricas a sus espaldas, ¿sobre qué hechos o etapas de la historia le queda por escribir?

JCP: Sobre muchos, ya que no siento por el momento ese síndrome de vacío que parece que algunos autores tienen, y de hecho tengo muchas historias en mi mente que creo que deben ser contadas. Tanto es así, que tengo más historias para contar, que tiempo creo que pueda quedarme para contarlas (risas). He tocado temas de nuestra historia que creo que debían ser contados, como el asesinato del General Prim (‘Sangre en la calle del Turco’), me han interesado mucho las mujeres que rompían los esquemas de su tiempo y se rebelaban contra su sino (‘El Sueño de Hipatia’, ‘Mariana: los hilos de la libertad’, ‘La Dama del Dragón’), me interesa también mucho todo lo relacionado con finales del siglo XVII y primeros del XVIII, algo a lo que he dedicado la mayor parte del tiempo y que además ocupó la temática de mi tesis doctoral (‘Jaque a la Reina’, ‘El Hechizo del Rey’, ‘Conjura en Madrid’) y en los últimos tiempos me he interesado más por personajes masculinos, como el caso de Jorge Juan (‘El Espía del Rey’) o el descubrimiento de ese tesoro visigodo tan espectacular y espléndido (‘El Último Tesoro Visigodo’). Con todo, puedo asegurar que la historia es tan amplia que tiene personajes, momentos, acontecimientos… que bien merecen ser novelados y sobre los que por ahora no he escrito.

CN: La última etapa sobre la que ha escrito ha sido la visigoda y decía en la presentación de las jornadas de novela histórica que no se ha escrito mucho sobre ella. ¿Ha sido ello uno de los acicates para animarse?

JCP: Bueno, me llevó a escribirlo un hecho puntual y concreto como fue el descubrimiento de unas circunstancias extraordinarias, de un tesoro excepcional que vive una situación casi rocambolesca. Y eso, además, me permitía hablar de un tiempo, como es la época visigoda, que como he dicho en varias ocasiones ha tenido mala suerte al quedar emparedado entre una época grandiosa en nuestro país como fue la romana y otra época de un esplendor extraordinario como fue Al Andalus. Tenemos muchos rasgos históricos que vienen de los visigodos y creo que se les ha prestado poca atención.

CN: Generalmente, ¿qué tiempo le lleva documentarse previamente, tanto en estudio como en visitas a templos, ciudades, edificios históricos… antes de enfrentarse al papel?

JCP: Mucho más que redactarla, porque el proceso de documentación de una novela histórica es larguísimo y se va desarrollando en el tiempo con diferentes circunstancias, porque hay que hacer visitas, yo cada vez que he podido me he desplazado al lugar donde transcurren los acontecimientos para poder conocerlo… Hay quien dice que todo está en internet, pero creo que eso es relativo, porque los sonidos, los olores y el ambiente que se puede respirar en un determinado sitio, por ejemplo, no lo están. A ello además, hay que sumarle mucho tiempo de lectura para documentarse, aun sabiendo que sólo una pequeña parte de lo que se lee va a ir a la novela, ya que el escritor no debe demostrar al lector todo lo que sabe sobre una historia, sino contar una historia con el suficiente ritmo como para que se sienta atraído por ella. Al final, se deja sin utilizar una gran cantidad de información que se ha buscado previamente antes de ponerse a redactar, pero eso también es escribir, ya que hay quien piensa que escribir es poner ‘Capítulo I’ y redactar la primera línea, pero realmente esa es la fase final del proceso de lectura.

CN: Imagino que también, esa información que no se utiliza para una determinada novela, se puede emplear en otra cuando los escritores escriben obras en varias entregas, o trilogías por poner un ejemplo…

JCP: Bueno, se pueden utilizar, pero a no ser que uno esté dedicado exclusivamente a historiar o a escribir novelas sobre un determinado periodo muy concreto, lo normal es que esa documentación ya no sea utilizable en cuanto se da un salto temporal. Con todo, no quiere decir esto que esa información ya no sea útil porque todo lo que se aprende es siempre útil; pero sí, lo habitual es que si se tiene la intención de emplear la información para hacer una trilogía o algo parecido, es muy útil toda la información que se posee. Si no, que se lo pregunten a Santiago Posteguillo, que ha dedicado la mayor parte de su obra al mundo de los romanos.

CN: ¿Cuál considera el principal motivo por el cual la novela histórica es uno de los géneros narrativos con más lectores?

JCP: Creo que porque interesa muchísimo la historia. A la gente le gusta conocer el pasado tanto colectivo como individual. Todos queremos saber de nuestra familia, quiénes fueron nuestros abuelos, nuestros bisabuelos… He dicho en más de una ocasión que la memoria es muy frágil, y estoy seguro que si yo le pregunto ahora mismo por el nombre de su bisabuelo es probable que no lo sepa porque hay mucha gente que no lo sabe, y estamos hablando de un tiempo muy corto y de nuestra propia familia. En cuanto al pasado colectivo, se ha profundizado muchísimo y desde diversas perspectivas, pero estos libros que pueden ser muy interesantes para los historiadores, suelen resultar tediosos y aburridos para los lectores, por lo que la novela histórica sirve para mostrar ese pasado de una manera más agradable, más divertida y más ligera. Creo que ese es el principal motivo de que la novela histórica lleve más de doscientos años siendo uno de los géneros preferidos por los lectores. Determinados géneros novelísticos tuvieron su momento de auge pero luego desaparecieron, como la novela social, que hoy no lee casi nadie y que estuvo muy en boga en los 60 y los 70; o las novelas hispanoamericana, costumbrista, realista y romántica.

CN: Este año se han celebrado las II ‘Jornadas de Novela Histórica’ en Cabra con un éxito de ponentes y público realmente considerable. ¿Qué balance hace de las mismas? ¿Se piensa ya en nuevos autores de cara a la edición de 2020?

JCP: Respondiendo a la primera pregunta, yo estoy más que satisfecho porque las ponencias que se han impartido sobre mujeres en la novela histórica, sobre el mundo medieval centrado en las catedrales como punto de referencia y sobre los mundos visigodo y romano han respondido a lo que la gente esperaba y la asistencia de público ha sido notable. Respecto a su continuidad en 2020, el alcalde señaló en la inauguración que la voluntad de su gobierno es la de continuar con estas jornadas, por lo que hay que esperar a ver qué consistorio se conforma después de las elecciones municipales de cara a que los grandes autores nacionales de novela histórica puedan venir. Algunos son amigos o conocidos míos y no creo que tengan problemas en venir, por lo que espero que continuemos con las jornadas para no verles sólo por televisión (risas).

CN: ¿Desea añadir algo más?

JCP: Nada más, me he sentido muy cómodo a lo largo de toda la entrevista. Gracias por contar conmigo para expresarme.

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Presidente del Patronato de la Fundación Aguilar y Eslava, restaurador e imaginero. Son algunos de los motivos por los que es conocido el egabrense Salvador Guzmán Moral, con el que Cabra Noticias ha tenido el gusto de compartir unos minutos.

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