En los últimos tiempos se ha puesto de moda tomarse una autofoto o selfie con el propio teléfono móvil y compartirla con las amistades a través de las redes sociales. Esta moda no para de crecer. Se calcula que se hacen más de cien millones de selfies cada día en todo el mundo.
Esta moda de contar la vida a golpe de selfie está evolucionando de una manera muy rápida. Hay personas que ya no se conforman con una simple foto. La necesidad de una mayor viralidad en la red exige fotografías impactantes, lo que muchas veces obliga a quienes las protagonizan a llegar al límite; provocando situaciones muy peligrosas que han costado más de una vida.
Si bien es cierto que los smartphones han facilitado la posibilidad de sacar un selfie y compartirlo con un solo toque de pantalla, el increíble aumento que ha experimentado una acción tan simple se ha podido ver motivado por la recompensa de varios “me gusta” y otros tantos comentarios de admiración que se reciben al compartir este tipo de imágenes entre el grupo de amistades y seguidores en las redes sociales.
Más allá de los riesgos de privacidad que conllevan los selfies y de lo inadecuado que pueden resultar muchas de ellas, las personas que las realizan deben ser conscientes de que todo no vale para lograr la imagen soñada. Las imprudencias se están cobrando más víctimas de las que nadie podría imaginar, llegando incluso a acuñarse un nuevo y terrible término conocido como “selficidio”.
Se puede decir que hay dos factores principales para que esta actividad se convierta en arriesgada: por un lado, la completa pérdida de atención al entorno, puesto que se centra en la pantalla y, por otro, la propia asunción de acciones inusuales o extremas.
Los expertos recomiendan no realizar este tipo de instantáneas en aquellas situaciones en las que pudieran verse dañadas quienes protagonizan la imagen o terceras personas. Por ello, habría que evitar la tentación de sacarnos un selfie, al menos, en las siguientes situaciones:
Donde haya tránsito a velocidad alta (trenes y coches, por ejemplo).
Cuando estemos transitando al mando de un vehículo de motor, bicicleta, patinete o similar.
Cuando estemos usando objetos peligrosos que requieran extremar las precauciones para su uso.
En barrancos, precipicios o lugares de caídas.
Cerca de animales salvajes o que puedan hacernos daño.
Cuando haya tormenta eléctrica, especialmente si se usa un palo de selfies metálico.
Cuando se esté en movimiento en una atracción de feria.
Donde haya situaciones violentas y arriesgadas (peleas, tumultos, incendios, etc.).
Realizando actividades o deportes de alto riesgo: skate, bicicleta, escalada, ski, etc.).
Donde se invada la intimidad y privacidad ajena, incluso de manera involuntaria.