Comenzamos el año igual que acabamos el anterior. Todo hacia entrever que nuestros políticos habían recibido el mensajes de los ciudadanos acerca de los acontecimientos vividos con la corrupción, el desapego del ciudadano de a pie con sus clase política, la necesidad de una catarsis electoral que ya comenzó en la europeas y que se prevee continúe con los comicios del presente año.
A nuestros políticos se les llena la boca cuando hablan de su trabajo y sobre todo hacia quienes dirigen el mismo. La razón de ser de la política son los ciudadanos, por ellos se elaboran programas, se articulan leyes, se toman decisiones, siempre pensando en el beneficio de la mayoría.
Acaba un año, y con él intentamos olvidar lo negativo, de manera que al comenzar el siguiente ponemos todas nuestras ilusiones y esperanzas apoyándonos en lo positivo, aprendiendo de los errores. Sin embargo los primeros días del nuevo año nos hacen pensar que nada de lo anterior fue cierto, que nada ocurrió el año pasado. Parece como si nuestros gobernantes no hubiesen echo examen de conciencia de lo ocurrido; es más, como si no se diesen por aludidos, como si no fuera con ellos el descontento y malestar evidente de los ciudadanos. Todo se resume a un tsunami estacional que ha quedado englobado en el año saliente, quedando todo en un mal recuerdo, y por tanto se plantean seguir a lo mismo ya que “estos no se enteran”.
Eso da la sensación, eso es lo que parece que piensan nuestros políticos, que no nos enteramos de nada, que todo es mucho ruido pero que pasado un tiempo todo vuelve a su cauce, vamos al cauce de ellos, de sus beneficios, de sus intereses, de sus negocietes.
Y con estas aptitudes lo que demuestran es que para ellos los ciudadanos realmente no somos el objetivo fundamental de su acción, la razón de ser de la clase política, su responsabilidad y en un ejercicio de auténticos trileros, pasamos a ser simplemente una excusa que utilizan, según su criterio y sus propios intereses.
Y es que no han tenido que pasar muchos meses del presente año. Poco mas de 10 días han sido suficientes para ver que hay pruebas evidentes y ejemplos de lo que digo. Así, por ejemplo, en Cataluña, con más de 8 meses de tiempo por delante de la fecha probable, se anuncia un adelanto de elecciones, que en situación normal corresponderían para el año 2016 y que ahora se anuncian con mas de 8 meses de adelanto con la fecha probable de celebración. Es decir, con solo haber cumplido poco más de la mitad de la legislatura se adelanta el final de esta para que, los ciudadanos hablen y se expresen.
Pero no se dice que durante estos 8 meses de espera, todo queda en stamby, no se acometeran los grandes proyectos de comunidad, las grandes reformas, pero tambien los cambios estructurales necesarios para reflotar la economia, mejorar los índices de desempleo, mejorar la cobertura social, disminuir y adaptar a la realidad los gastos de la comunidad, es decir todo lo que supone gestionar y gobernar una comunidad, todo, queda parado, todo queda a la expectativa de unas elecciones que se llevaran a cabo en el último trimestre del año, esto es, sin exagerar en absoluto, un año entero perdido, por mucho que los políticos digan que es por nuestro bien.
A todo lo anterior, si fuera poco, habría que añadir el engaño manifiesto de calificar esas elecciones como plebiscitarias, lo cual es una mentira absoluta, puesto que en ningún estatuto de autonomía se establecen las elecciones plebiscitarias. Solo se eligen parlamentarios y un gobierno regional, pero en ningún momento sirven para decidir si hay autodeterminación, o cualquier otra figura secesionista, con lo cual se engaña doblemente al ciudadano y se trabaja más en defensa de los intereses de una parte y no en los de la globalidad.
Cuando estábamos aún con el tema del adelanto catalán, en el otro extremo del país, en nuestra Andalucia, surge otra muestra de ese interés desmedido de los políticos por los ciudadanos, y la presidenta de Andalucia anuncia un adelanto de los comicios autonómicos, apoyando su discurso en el interés de ofrecer la palabra a los andaluces para que se expresen.
Interés que no esta mal expresarlo asi, pero su error esta en el momento elegido. Para devolver la palabra a los ciudadanos su momento idóneo, con razón de peso y que habría alcanzado el consenso de la mayoría, fué cuando la persona realmente elegida Presidente de Andalucía por los votos de los ciudadanos dimitió y en lugar de volver a dar la palabra a quienes le eligieron, puso al frente de la institución a alguien que no había sido elegido por los ciudadanos. Ese hubiese sido el momento, no quiere decir que lo que se hizo no fuese legal, que lo fue, ya que asi se expresa en el Estatuto de la Comunidad pero quien realmente se presentaba para su elección como presidente fue el Sr. Griñan, la Sra, Diaz fue elegida parlamentaria.
Ahora no cabe duda que en la mente de la presidenta andaluza se han barajado cuestiones puramente electorales, partidistas, personales, y tal vez algo también ver como respiran los andaluces pero pensando en obtener unos resultados diferentes a los que hasta ahora tenía, y todos ellos pueden ser cálculos más o menos legales, pero seguro que no legítimos, ya que la legitimidad la dan única y exclusivamente los ciudadanos con su voto en las urnas.
Por eso, estos ejemplos, nos dicen que aunque se esfuercen en los discursos en hacernos ver su deseo de que los ciudadanos se expresen, como no puede ser de otra forma, en la base de estas decisiones no se encuentran los ciudadanos, sino un montón de razones que alcanzamos a entrever, razones mas cerca de sus intereses partidistas que del global de la ciudadania.