ANDALUCIA Y SU SEMANA DE PASIÓN

"Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La Paz." - Albert Einstein -
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Editorial

Hace mas de dos mil años un carpintero se asomaba a nuestra historia para hacernos llegar un mensaje de paz y de amor entre todos; para decirnos que tratemos al que tenemos a nuestro lado como a un igual, como a un hermano; para aconsejarnos que la mejor forma de vivir en comunidad es compartir, repartir entre todos sus miembros los bienes existentes, que esos bienes terrenales son bienes de este mundo que no nos serviran para nada cuando ya no estemos aquí, en definitiva, para darnos el mejor de sus consejos con su ejemplo, entregando su vida por aquellos a los que queria.
 
No cabe duda que cada uno de nosotros, según nuestras creencias religiosas o filosoficas, daremos interpretación diferente a esta historia, a las razones de la misma, pero siempre sera el mismo mensaje  el que trasciende tras de ella. Independientemente que seamos catolicos, musulmanes, judios, ateos, agnosticos, seamos lo que seamos, el mensaje del hombre para el hombre es el que cobra realmente fuerza, luego la creencia de cada uno le adornara de elementos milagrosos, esotéricos, folosóficos, mágicos, o simplemente pasara de esta historia, hará caso omiso a este mensaje.
 
Pero el hombre, el ser humano, año tras año cae en el mismo error, sigue interpretando el mensaje en razón de su conveniencia, según su propio interés y no nos damos cuenta de que el mensaje es uno, claro, sencillo y que solo tenemos que ponerlo en practica, en nuestro dia a dia, con quienes nos acompañan durante nuestra estancia en este mundo, en nuestro trabajo, en nuestro tiempo de ocio, en todas y cada una de las facetas de nuestra vida, sin necesidad de ser heroes, solo siendo y ejerciendo como personas.
 
Y aquí, en Andalucia, hemos hecho de las actuales unas fechas distintas, que se viven de forma diferente, que parecen tener otra connotación, e incluso, aun a riesgo de caer en un eslogan conocido, hasta un color especial. No cabe duda que todo esto llega a reflejarse en nuestros semblantes, en nuestras actitudes, en nuestro modo de actuar y de vivir durante estas fechas. Pero, desgraciadamente, es solo cobertura externa sin repercusión hacia el interior. 
 
Hace tiempo que en esta tierra nuestra, hemos dejado a un lado todo lo relacionado con el mensaje que nos ofrece el espectáculo representado en nuestras calles y nos hemos quedado en la superficie, en unas jornadas de celebración de algo que luego no llevamos a nuestra vida diaria. Nuestra realidad es bien distinta.
 
Y no es una afirmación sin sentido, hecha porque sí; está apoyada en lo que año tras año estamos viviendo, en las informaciones, que un día sí y otro también, llegan a nuestros oidos,  en los conflictos y contradicciones que forman parte de nuestras vidas, a los que hemos encontrado acomodo y justificación permanente. Llevamos años hablando del cobro de comisiones ilegales; de subvenciones adjudicadas a dedo y sin ningún control; de politicos que echan mano de la caja de todos; de colectivos que defraudan a la hacienda publica (nos defraudan a todos); de leyes partidistas que solo ven el interés de unos pocos en contra de la mayoría; de decisiones adoptadas a contracorriente en perjuicio de una gran mayoria; de jueces capaces de utilizar sus propias influencias en contra de aquellos a quienes deben que impartir justicia. 
 
Y en no pocas ocasiones todo esto que vemos y oimos, hecho por el ser humano, por personas, sea de forma colectiva o colegiada, nos sirve de justificación para nosotros hacer otro tanto, apoyados en la privacidad, en actos individuales, e incluso en la connivencia de partes y asi sentirnos tranquilos con nuestra actuación, en la convicción de que la nuestra no ha sido una actuación irregular.
 
Al final, aquel mensaje de hace más de dos mil años, definitivamente, no termina de calar en el hombre. Nuestros hechos dicen una cosa mientras nuestras palabras manifiestan otra bien distinta. Mientras no seamos conscientes de que nuestro modo de actuar no es el adecuado, mientras no denunciemos al que actúa de forma ilegal, mientras no llevemos  a nuestra vida diaria comportamientos realmente éticos, no desapareceran informaciones como las anteriores, no podremos decir que entendimos el mensaje, independientemente de quién sea el personaje de nuestra historia.
 
 
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