ANDALUCIA ANTE OTRA ENCRUCIJADA. UNA VEZ MAS…

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Editorial

Una vez avanza el mes de Enero, cada año, cuando se atisba en el horizonte del calendario el mes de Febrero, el mes de Andalucía, pensamos que para Andalucìa, el presente será diferente al año anterior. Creemos y pensamos que aquello que había sido una propuesta firme y decidida para nuestra tierra, ahora debería de cambiar y que los compromisos actuales sean diferentes, otras cuestiones tomen protagonismo, y será un día en que los andaluces, conscientes de los avances de nuestra tierra, nos mostramos esperanzados en un futuro mejor que pronto llegará.

Como siempre, la realidad se muestra tozuda y, en el caso de Andalucía, hasta empecinada, en que años tras año tengamos que realizar los mismos llamamientos en defensa de nuestra identidad, de nuestros problemas, muchos de ellos enquistados y casi endémicos, mientras vemos que otras comunidades, en mayor o menor medida, siguen avanzando y aumentando la brecha que con la nuestra existía. Otro año más contemplamos que no hay nada nuevo, que seguimos hablando de los mismos problemas, con los mismos protagonistas, y parece no existir solución a nuestra situación.

Esto mismo ocurre el presente año 2015. El Día de Andalucía se encuentra inmerso en una precampaña electoral autonómica, con una lucha sin cuartel de los grandes partidos, alentada por la aparición de una fuerza emergente, representada por Podemos, a lo que se debe añadir una mayor contestación de la ciudadanía a las actuaciones de nuestros políticos.

Todo esto hace que nuestra tierra se vea como destino obligatorio de quienes durante una legislatura no se han preocupado de nosotros, y ahora se acuerden de Andalucía, por esa cercanía electoral y la necesidad que tienen de conseguir representantes en el parlamento autónomo.

Ante esa realidad nos preguntamos, los andaluces, donde han estado todos estos que ahora se llenan la boca de Andalucía; donde han quedado las propuestas que hicieron; donde las promesas; donde los compromisos con los ciudadanos; donde quedaron aquellas voces que nos decían que era el momento de Andalucía. ¿Dónde?.

Si lo anterior nos hace sentir como objeto temporal y además como excusa de las actuaciones de nuestros políticos, lo que es realmente triste es que, por ejemplo, como ha ocurrido en el reciente debate del Estado de la Nación, Andalucía ha estado en boca de los portavoces parlamentarios únicamente como arma arrojadiza entre ellos, como muestra y ejemplo de corrupción.

¿Es que no han sido suficientes los 2 o 3 años que llevamos soportando una situación creada por unos cuantos y que se achaca a todos los andaluces?. ¿Es que no sirve de nada, que se hayan adoptado las medidas judiciales necesarias? ¿Es también culpa de los andaluces, la lentitud de un sistema judicial que arrastra problemas de infraestructura, presupuesto, etc. y cuando dicta sentencia llega tarde?.

Es triste, muy triste, para los andaluces, que nuestro esfuerzo diario por avanzar, nuestro trabajo, nuestras ilusiones y deseos de salir adelante, queden al margen y solo se muestre el aspecto negativo provocado por unos cuantos (puede incluso que sean muchos), porque muchos mas son los andaluces honestos y comprometidos con sus responsabilidades, con sus obligaciones como pueblo y como ciudadanos.

Pero si lo anterior ha sido así, también es penoso que sea noticia a destacar, incluso por el propio gobierno andaluz, que un parlamentario andaluz, elegido por electores andaluces, haya enarbolado la bandera de Andalucía en el parlamento nacional, durante este debate de la nación. Después de treinta años, que de los 55 0 60 parlamentarios que elegimos los andaluces, uno se haya destacado por situar la bandera andaluza en su escaño, es para hacernos pensar que aunque durante estos años se haya trabajado por la autonomía andaluza, es todavía mucho lo que queda por hacer.

Parece que de nada han servido esos mas de treinta años de autonomía, en que recogimos los postulados de Blas Infante como padre de la Patria Andaluza, en que nos identificamos con un himno y una bandera, y en los que hemos hecho un recorrido como pueblo, con mas o menos acierto, pero no cabe duda que con el deseo de fortalecer nuestra identidad.

Pero cuando una y otra vez se repiten situaciones como las descritas anteriormente, volvemos a nuestra realidad, nuestra cruda realidad y es que, siendo la autonomía mas poblada del territorio español, no tenemos ningún tipo de influencia en la política nacional. Para los partidos políticos solo somos una bolsa de votos que les permite conseguir prebendas o beneficios alejados de los intereses reales de Andalucía, y de los andaluces. Nuestros problemas siguen siendo los mismos desde hace muchos años. La crisis ha venido para todos, es verdad, pero en quien mas se ha notado es en tantas familias andaluzas que no pueden pagar la luz, que dudan entre comer o atender necesidades básicas, que tienen todos sus miembros en paro, que son un número en las estadísticas de la pobreza. Y esto año tras año, y no se atisba una luz, aunque sea tenue, en el horizonte.

Por eso, este Día de Andalucía se encuentra una vez más, ante una encrucijada importante. Es momento para definir su futuro, entre todos. Nuestros políticos son necesarios, pero deben de saber que su responsabilidad es Andalucía, que deben llevar a cabo el mandato que los andaluces les den en las urnas, que deben dejarse de hacer interpretaciones que les permitan, a cada uno, justificar sus actuaciones y llevar el “ascua a su sardina”, y que deben pensar en nosotros como el pueblo maduro que somos.

Pero los cuidadanos tenemos, también, nuestra responsabilidad, si cabe más importante. De una vez por todas, debemos ser conscientes de que el control de la situación esta en nuestra mano. Que nuestro poder no solo esta en el momento en que nos acercamos a una urna electoral y depositamos el voto, también esta en mantener un control sobre las actuaciones de nuestros políticos, en exigirles responsabilidades, en ser críticos con ellos, en hacerles ver que ellos estan ahí porque nosotros les hemos elegido. Y en no entrar en amaños, triquiñuelas o manejos que les permitan hacer lo que les viene en gana.

Siendo así, seguro que el próximo año hablamos de Andalucía, de sus problemas, pero tambien de cómo, haciendo las cosas bien, salimos adelante y vuelve a nosotros el espíritu y la ilusión de un pueblo orgulloso de su pasado y volcado en la construcción de un futuro envidiable, con grandes posibilidades porque los andaluces asi lo quisimos.

¡Feliz Dia de Andalucia!

 

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