Autor: Francisco García Montoya
El que escribe forma parte de la Plataforma ciudadana que se opone a la instalación de las mega centrales fotovoltaicas y de las macro plantas de biogás o biometano que pretenden construirse en el término municipal de Cabra, y de cualquier otro invento de los llamados “verdes” que venga a expoliar nuestro patrimonio histórico, social, hidrológico y/o medioambiental, y a causar daños en la salud y el bienestar de los egabrenses impulsados por la llamada transición energética propuesta por la puñetera Agenda 2030.
En los últimos meses hemos oído a la máxima autoridad de nuestra ciudad referirse despectivamente a nosotros como un pequeño grupo de personas “profundamente ideologizadas y capitaneadas por VOX”. A esto último ni siquiera me voy a referir, sin embargo, sí quiero aclarar lo primero que ha dicho el regidor de la ciudad. Efectivamente estamos ideologizados como casi todo el mundo incluido él mismo y nuestra ideología se resume de la siguiente forma: creemos firmemente que cuando se habita en un territorio se tiene no solo el derecho sino también el deber de defenderlo, conservarlo y si es posible mejorarlo para poder legarlo en las mejores condiciones posibles a nuestros hijos y nietos, porque es la herencia colectiva que vamos a dejar a las generaciones que nos van a suceder en el tiempo.
Como ven es una ideología simple al margen de cualquier partido político y la tenemos porque amamos nuestra tierra y no queremos pasar a la historia como la generación que quedó de brazos cruzados mientras llenaban el territorio de Igabrum una de las ciudades más antiguas de la Península Ibérica, como bien apuntaba nuestro compañero de fatigas Manuel Chacón, de mierda y alicataban la zona olivarera de placas solares cometiendo el mayor atentado ecológico de los últimos tiempos, por supuesto amparado por la casta política a todos los niveles y por leyes previa y convenientemente diseñadas para legalizar esta gran salvajada que tenían previsto cometer saltándose cualquier estudio de impacto ambiental sensatamente realizado.
En el mapa que acompaña a este escrito se pone de manifiesto el disparatado planeamiento territorial que denota la distribución espacial de las plantas de biometano en el sur de la provincia de Córdoba: que sepamos se proyectan 2 en Cabra, 2 en Espejo, 2 en Baena, 2 en Puente Genil, 1 en Palenciana, 1 en Castro del Río y 1 en Bujalance. Los círculos de radio 75 km representan la zona de la cual cada planta proyecta tomar la materia orgánica para su funcionamiento, materia orgánica que propiamente llamada no es sino mierda s. str., y siendo el sur de la provincia una región eminentemente agrícola donde apenas hay un par de granjas de ganado intensivo es más que evidente que no hay suficiente mierda en la zona para abastecer las plantas mencionadas. También se puede observar en el mapa que el círculo de influencia de unas plantas de biometano se solapa con el de otras de manera que van a competir entre ellas para ver quien se lleva la mierda necesaria para su funcionamiento. Por otra parte, como he comentado en escritos anteriores y según la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía las explotaciones ganaderas se concentran mayoritariamente en el norte de la provincia, es decir, que las mencionadas “industrias”, como diría el regidor egabrense, tendrán que acudir a la otra punta de la provincia para apañar la preciada mierda y competirán a ver quien se la lleva mejor y en más cantidad.
Hay que tener en cuenta que estas no son las únicas plantas que se va a instalar en la provincia ya que si en Andalucía hay intención de construir unas 332 plantas eso significa que en Córdoba podrá haber unas 42 que estarán ávidas de una mierda insuficiente en la provincia. La caótica distribución espacial de las plantas junto con la escasez de “materia prima” para su funcionamiento pone en evidencia la ausencia de una planificación por parte de las autoridades competentes y la falta de un ordenamiento territorial dictado por el sentido común que priorice el bienestar y la salud de los ciudadanos los cuales, por otra parte, no van a recibir beneficio alguno porque el precio de la luz y del gas no va a bajar ya que quienes están detrás de estas falsas industrias son empresas extractivas de dinero salido de generosas subvenciones de los gobiernos que pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos, el dinero para subvencionar estas macro plantas sale de los bolsillos de los ciudadanos y no va a repercutir en una mejora de nuestras condiciones de vida, sino que con mucha probabilidad nos causará graves perjuicios.
En días pasados pudimos ver en un pleno del ayuntamiento, que parecía coreografiado con antelación, que tanto el partido en el gobierno lleno de satisfacción como los diferentes grupos de la oposición se daban las gracias mutuamente por haber llegado al acuerdo de aplazar la instalación de las plantas de biometano durante dos años prorrogables hasta tres, es decir, llegaron al acuerdo unánime de que las plantas de biometano se instalen en Cabra sí o sí, con la salvedad de que esto ocurra dentro de dos o tres años. Estamos a finales de 2025 y las elecciones autonómicas andaluzas están previstas para junio de 2026 mientras que las elecciones municipales serán en 2027, esto es, dentro de dos o como mucho tres años. A la vista de esto
¡Que cada cual piense lo que crea oportuno!














