El pasado 28 de febrero, el delegado de Cultura, Turismo y Deporte, Francisco Alcalde, presentó con motivo del Día de Andalucía la restauración del lienzo “La adoración de los pastores”, atribuido al pintor local Andrés Ruiz de Sarabia (s. XVI-XVII), que puede visitarse en el Museo de Bellas Artes de Córdoba hasta el próximo 1 de abril.
La intervención se enmarca dentro de la labor de revisión y puesta al día de las diferentes colecciones que el Museo conserva. El lienzo, llegado al museo como consecuencia de la Desamortización de 1835, no había sido sometido a una intervención en nuestro tiempo con criterios modernos.
El delegado señaló que el cuadro presenta un alto interés científico, al ser la única obra suficientemente conocida que se considera de este artista, de biografía poco clara, ya que unos lo suponen sevillano y otros cordobés, y en cualquier caso, cabeza de un taller de pintores barrocos que en Córdoba tuvo su máxima figura en su hijo, José de Sarabia (Sevilla, 1608- Córdoba, 1669), cuyo taller heredó su hijo Andrés Ruiz de Sarabia Navarrete (Córdoba, 1653- Hac.1738), estableciendo una dura competencia con el de la familia Castillo, donde destacó el célebre Antonio (1616-1668).
Alcalde indicó que al lienzo se le ha realizado un tratamiento de protección mediante empapelado, desclavado del bastidor, extracción de los parches antiguos que presentaba, limpieza del reverso de tipo mecánico con ayuda de bisturí y aspirado de residuos, eliminación de las deformaciones de los bordes y de los abolsados mediante la aplicación de peso y humedad controlada, colocación de bandas de refuerzo perimetral, empleando tela sintética de poliéster y como adhesivo termoplástico Beva film y colocación de injertos en las lagunas de soporte tras la realización de plantillas previas.
También se ha llevado a cabo la protección por el reverso de los daños localizados en el soporte con parches desflecados, empleando los mismos materiales de las bandas, montaje en un nuevo bastidor de madera de pino tratado con permetrina y provisto de cuñas metálicas, limpieza de la superficie con una remoción del barniz y de la suciedad adherida, remoción de los repintes y estucado de las múltiples faltas con estuco de composición tradicional y enrasado del mismo. Finalmente, se ha barnizado y se han ajustado las reintegraciones con pigmentos al barniz.
El autor
Previsiblemente, el autor debió nacer en Sevilla, donde junto a su hermano Melchor regentó un taller bastante activo en la transición de centurias, aunque las únicas obras que le han podido documentar han desaparecido. A pesar de todo, debió de ser bastante influyente, ya que fue incluido por Palomino entre sus biografiados, habiéndose desmentido en la actualidad algunas cuestiones apuntadas por el bujalanceño, como su traslado a Indias en 1616, pues se sabe que hacia 1625 habría contratado en Sevilla el dorado y estofado y los lienzos con historias de Santa Catalina para el retablo mayor de la Parroquia de dicho nombre, ciudad en la que aparece avecindado todavía en 1634 como residente en la collación de San Marcos.
Aunque de forma más seca y amanerada, el estilo y la composición de esta “Adoración de los pastores”, concuerdan con las de las distintas versiones de la temática realizadas en la Sevilla del momento, como ponen de manifiesto la realizadas hacia 1604-06 por Juan de las Roelas para el retablo mayor de la Iglesia jesuita de la Anunciación; o la de Juan del Castillo de hacia 1615 existente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla como proveniente del retablo de la Iglesia de Monte Sión.
En todas ellas María se presenta destapando al Niño para mostrárselo a un pastor que se le arrodilla enfrente, trasponiendo el modelo italiano de Virgen del velo proveniente de Rafael que tan difundido fuera mediante diversos grabados durante el siglo XVI, pasando también a la estampas de pastores, como vendría a demostrar el grabado anónimo aparecido en la edición de Gerad de Jode del Thesaurum Sacrum historiarum (1585).
La obra debió de ser realizada hacia 1610-15, y hay que resaltar su importancia para el desarrollo de la pintura cordobesa porque los personajes que en ella aparecen, fuertemente influidos y derivados de la obra de Pedro Orrente, gozaron de gran aceptación en las posteriores ilustraciones de pastores realizadas en la ciudad.