El pasado mes de marzo, el Museo Arqueológico de Cabra recibió un total de 1.120 visitas, una cifra récord que pone en valor el patrimonio y la cultura egabrense en la propia localidad.
Una cifra que, según ha informado el concejal delegado de Cultura y Patrimonio, José Luis Arrabal, suponen un orgullo. Además, este espacio considerado como un centro cultural acogerá durante el próximo mes de mayo un amplio programa de actividades como conferencias, presentaciones de libros y una exposición temporal para conmemorar el Día Internacional de los Museos, que se celebra el 18 de mayo.
En el transcurso del acto, tanto el concejal como Antonio Moreno, director del Museo Arqueológico, han presentado la habitual pieza del mes.
En este caso, se trata de una jarrita perteneciente a la Edad Moderna y que se cobijará en el museo gracias a la donación de su descubridor, David Sánchez, quien encontró esta alcarraza en la calle Toledano. “Agradecemos la donación de particulares que ven que el museo es el lugar donde deben guardarse por ser un patrimonio de todos”.
Así, este vaso del siglo XVII con una pasta depurada y porosa, fabricada para mantener el agua fresca, pasa a formar parte del patrimonio de todos los egabrenses y, según ha manifestado Moreno, “va a estar a disposición siempre de los investigadores y estudiosos”.
Descripción
Jarrita de panza globular con dos asas, base plana y cello de tendencia troncocónica, no se conserva en el borde, con una altura (conservada) de 11,35 cm y una anchura máxima de 10,94 cm. Presenta una decoración muy simple sobre la panza formada por una banda incisa a peina.
Está modelada a torno con una pasta cerámica muy depurada de color rojizo, cubierta con un engobe de color beige; sus paredes son muy finas entre 2 y 3,5 mm.
Debido a su uso esta pieza se clasifica como perteneciente al servicio de mesa, destinada a contener agua. Este tipo de arcilla calcárea y depurada, cocida a temperaturas medias, dando lugar a una superficie porosa, lo que unido al poco grosor de sus paredes (entre 2 y3,35 mm), favorecía la evaporación y mantenían el agua fresca.
Estos pequeños recipientes, denominados tallas o alcarrazas, aunque tienen sus orígenes en la Época Almohade (siglo XIII) fueron muy frecuentes durante toda la Edad Moderna y parte de la Contemporánea, formando parte de los ajuares domésticos.
Es destacable que debido a su popularidad aparezcan representadas en algunas de las obras de los pintores del barroco (siglo XVII) como Francisco Zurbarán o Bartolomé Esteban Murillo.
Si bien fueron fabricadas en numerosas localidades, destacaban las producidas en Andújar o en La Rambla.