El Círculo de la Amistad de Cabra acoge durante el mes de mayo y junio una exposición artística de acuarelas a cargo del extremeño Daniel Parra, afincado en Cabra.
La presentación tuvo lugar en el patio principal de este histórico edificio, donde se congregaron varios familiares, amigos y amantes del arte para presenciar una combinación de obras como resultado de la puesta en práctica de distintas formas de trabajar la acuarela. Un proceso de aprendizaje que se ha materializado en los últimos años con la influencia didáctica de distintos maestros.
Lienzos que no corresponden a un movimiento específico sino que “son obras de realidad sugerida, apenas insinuada, y otras son más explícitas, más nítidas y más concretas”, según asevera Daniel. Estas creaciones no responden a ideas premeditadas sino que se han ejecutado de forma espontánea, “se trata de un conjunto heterogéneo que no obedece a un programa de trabajo preconcebido sino a impulsos de mi estado de ánimo”, afirma.
Una actividad sin horizonte nítido, precisamente “uno de los grandes atractivos de la acuarela es lo que tiene de aventura, de no previsto”. Con la habilidad de recrear en cada momento, el acuarelista propone y juega con los pigmentos pero es el agua la que resulta determinante en la creación. “El diluyente dispone, es el agua el que determina el resultado final”.
Daniel confiesa que la necesidad de expresarse mediante el arte pictórico le ha otorgado un inesperado crecimiento personal, “quiero contarles que esta actividad ha llegado a convertirse para mí en una necesidad, el crear, el expresar, forman parte de mi carácter de mi forma de ser. Cada obra de las que cuelgan en esta exposición es producto de mi aventura como acuarelista, pero sobre todo es mi muestra de mi crecimiento como persona. Podría decir que son trocitos de mi alma”.