Jornada histórica la vida en la mañana de ayer en el Santuario de Nuestra Señora de la Sierra, donde el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, fue uno de los firmantes del hermanamiento entre las Reales Archicofradías de María Santísima de la Sierra y María Santísima de Araceli, patronas de Cabra y Lucena respectivamente. Autoridades civiles, miembros de las juntas de gobierno de ambas hermandades y un buen número de fieles y devotos llenaron la ermita egabrense después de que en el Santuario de Aras se hubiese celebrado una misa conmemorativa de este hermanamiento.
El primero en tomar la palabra era el consiliario de la hermandad egabrense, quien explicaba brevemente su historia y fiestas actuales, y la manera en que llegaron a ambas ciudades las imágenes de sus patronas. La de Lucena, por mediación del Marqués de Comares en 1562 tras llegar procedente de Roma, fundándose su cofradía al año siguiente y siendo la más antigua de la ciudad. La de Cabra, datada del siglo VIII y encontrada en una cueva en tiempos del monarca Fernando III ‘El Santo’, quien regaló la bandera y el tambor que la precede en todas sus procesiones anuales.
A continuación, tomaban la palabra los secretarios de ambas archicofradías, Fabián Guijarro y José Millán, quienes leían las actas mediante las cuales se acordaba este hermanamiento, idea surgida por parte de la corporación egabrense, así como David Aguilera, consiliario de la corporación lucentina y Vicario de la Campiña, quien señalaba que “este hermanamiento se fundamenta desde la estrecha relación religiosa y social habida desde tiempo inmemorial entre las dos ciudades y sus dos advocaciones marianas por excelencia”.
El acto lo cerraba el Obispo de la Diócesis de Córdoba, D. Demetrio Fernández, indicaba que este hermanamiento es “un acto ejemplar para los hermanos de ambas archicofradías, porque estimula la relación no sólo entre ellas, sino entre ambas poblaciones, que como cercanas que son tienen sus rivalidades, pero donde hay multitud de matrimonios entre hombres y mujeres de ambas ciudades”, y se mostraba seguro de que “con este acto, se van a multiplicar las muestras de fraternidad en todos los ámbitos entre Lucena y Cabra”.
A continuación, quedó rubricado el acuerdo entre ambas entidades y todos los asistentes que lo desearon pudieron pasar a visitar el camarín de la Virgen de la Sierra, a quien le fue impuesta la insignia de la Virgen de Araceli.