LA COMARCA AGRÍCOLA EGABRENSE ¿Debería estar protegida?

Autor: Francisco García Montoya

 

El término municipal de Cabra se puede dividir en dos comarcas muy bien diferenciadas con características geológicas propias que históricamente han condicionado el uso del territorio.

Por un lado, la comarca comúnmente denominada Subbética y que popularmente conocemos como “La Sierra” que es el área más elevada del término municipal en la que se alcanzan altitudes superiores a los mil metros y en la que afloran rocas calizas duras que resisten bastante bien la erosión de los agentes geológicos externos (viento, agua, heladas, etc.), queda bien delimitada por la antigua carretera que comunica Cabra con Doña Mencía y por la antigua vía del tren hoy transformada en la Vía Verde. Desde el punto de vista del uso del territorio es una comarca predominantemente ganadera dado que los afloramientos rocosos que le dan su aspecto agreste son numerosos y evitan que puedan ser roturados para convertirlos en tierras de labor.

La otra comarca la podemos denominar la comarca Olivarera porque actualmente el olivar es el cultivo predominante, en ella afloran rocas margosas predominantemente blandas y por tanto fácilmente erosionables razón por la cual su topografía es más deprimida que la anterior alcanzando fugazmente los 800 metros de altitud en el vértice de Cerro Moreno, un punto de la alineación de cerros de las Cumbres de Nueva Carteya. Desde el punto de vista del uso del territorio es una comarca agrícola debido a que en ella afloran rocas blandas que pueden ser roturadas y puestas en labor.

Ambas comarcas pueden ser consideradas como regiones naturales de nuestro término municipal ya que la distinción entre comarca de Sierra y comarca Olivarera no la ha hecho el hombre de forma arbitraria, sino que es fruto del trabajo de la Naturaleza que ha dotado a cada una de las dos de una serie de rasgos geológicos que históricamente han determinado un uso distinto del territorio. Una, la Sierra, más ganadera, mientras que la otra, la comarca de olivar, más agrícola. Desde el punto de vista provincial la comarca de Sierra sería parte de la Subbética cordobesa y la comarca Olivarera estaría dentro de la denominada Campiña Alta de la provincia.

Los egabrenses conocemos muy bien la Sierra porque allí está nuestra Patrona y porque el paisaje es hermoso y las vistas alcanzan hasta el horizonte lejano, los relieves alpinos de Sierra Nevada por este, la depresión del Guadalquivir y el farallón herciniano de la Sierra Morena por el oeste, y al sur los montes de Antequera. La comarca forma parte del Parque Natural de las Sierras Subbéticas ahora llamado Geoparque y goza de una especial protección. En esta comarca no se podrán poner centrales solares, ni plantas de biometano, ni plantas de hidrógeno verde.

Mientras tanto, la comarca Olivarera es desconocida por la gran mayoría de la población de Cabra y no goza de un nivel de protección similar al de la comarca de Sierra. Esto me resulta paradójico por lo siguiente: la economía del pueblo es básica y tradicionalmente agrícola, cuando los años son de buenas cosechas se nota porque la agricultura reparte dinero en forma de jornales, en los talleres de maquinaria agrícola, y parte del dinero que fluye de la actividad agrícola se manifiesta en forma de compras en supermercados y tiendas de la ciudad, en arreglos y mantenimiento de viviendas, en compras de vehículos, etc.

Pues bien, en esta comarca Olivarera, que es la que nos da de comer, al no disponer de ningún tipo de protección en la práctica se puede hacer casi cualquier cosa. Por ejemplo, las autoridades pueden conceder permisos para arrancar decenas de miles de olivos centenarios arrasando centenares de hectáreas de tierras fértiles y destruyendo un ecosistema antrópico único y genuinamente andaluz para poner en su lugar centrales fotovoltaicas al amparo de leyes previamente diseñadas y legisladas ad hoc, y aprovechando vacíos legales para permitir semejante atentado ecológico. Cuando este tipo de instalaciones fotovoltaicas jamás podrían superar una declaración de impacto ambiental si las leyes al respecto estuviesen sensatamente redactadas y pensando en el bien común. Paradójicamente, está prohibido cortar una simple caña común o limpiar los cauces de los arroyos y ya hemos visto lo que sucedió en Valencia durante la gota fría (llamada dana) y las montañas de cañas que se formaron en todas las playas de las costas mediterráneas desde Alicante a Málaga después de la catástrofe.

Por el valor ecológico, económico y social que la comarca Olivarera tiene para el término municipal de Cabra está más que justificado invocar para ella algún tipo de protección que la mantenga a salvo de la especulación salvaje de unos pocos cuyos intereses nada tienen que ver con el territorio que tratan de depredar ni con las personas que lo habitan.

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