Los técnicos del proyecto de reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía, que comanda la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, han confirmado la puesta de la tercera pareja de quebrantahuesos en libertad durante la primera quincena de febrero. La pareja, compuesta por Encina, una hembra que nació en 2012 en el Centro de Cría de Guadalentín, gestionado por la Fundación Gypaetus, y Sansón, un macho, un año menor, nacido en Nuremberg (Alemania), era seguida desde su formación y primera ocupación del territorio en el verano de 2017.
Pese a la juventud de los progenitores y de tratarse de su primer intento reproductor, los técnicos confían en el éxito de la puesta, teniendo en cuenta los precedentes de las otras dos parejas, que consiguieron sacar sus pollos adelante en la primera puesta. Encina y Sansón fueron introducidos en las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas el mismo año de su nacimiento. Esta temporada de cría se les observó en numerosas ocasiones volando juntos, compartiendo dormidero y realizando cópulas. A finales de noviembre de 2018 ya habían construido un nuevo nido y en el presente mes de febrero se confirmó la puesta de su primer huevo.
Del mismo modo, las otras dos parejas reproductoras existentes, y ya plenamente consolidadas, también han realizado puestas. Hortelano y Marchena adelantaron la fecha al mes de enero, mientras que Tono y Blimunda lo hicieron a principios de febrero. Se trata del tercer año consecutivo que ambas parejas realizan una puesta. Habrá que esperar aún unos meses para conocer si son capaces de concluir con éxito la reproducción, si bien lo importante es la ocupación de nuevos territorios y la consolidación de la especie dentro de las zonas históricas de las que se extinguió por la acción del hombre.
Precedentes de éxito
Hasta la fecha han nacido cinco pollos en libertad. Tono y Blimunda, los pioneros y primera pareja reproductora tras la extinción de la especie a finales de los años 80, consiguieron reproducirse en 2015, en su primer intento. En 2016, pese a arreglar nidos y realizar cópulas, no hicieron la puesta, algo frecuente en la especie. Ya en 2017 y 2018 retomaron la reproducción y lograron sacar los pollos adelante. Hortelano y Marchena, por su parte, realizaron su primera puesta en 2017 y, al igual que Tono y Bilmunda, lograron sacar el pollo. Al año siguiente, en 2018, la pareja volvió a conseguirlo; y ahora, en 2019, han realizado una nueva puesta.
Sorprende el hecho de que, en el caso andaluz, todas las puestas han conseguido sacar el pollo adelante en su primer intento, ya que no es habitual que logre sobrevivir debido a la inexperiencia de los progenitores. Estos resultados hablan de la alta calidad de los territorios disponibles y ocupados tanto desde el punto de vista del alimento disponible como la tranquilidad de los lugares en los que han ubicado los nidos, así como el éxito del Proyecto de Reintroducción y el sistema de introducción seleccionado capaz de liberar en la naturaleza ejemplares que cuando llegan a la edad adulta e incluso preadulta son fantásticos reproductores con una alta calidad biológica y capacidades.
Reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía
El proyecto de reintroducción continúa dando sus frutos y evolucionando hacia el objetivo definitivo que es la consolidación de una población andaluza silvestre y autónoma, la importancia desde el punto de vista geográfico de esta población es muy alta, debido a que puede actuar de nexo de unión con poblaciones actualmente aisladas como la pirenaica y la africana.
Desde el punto de vista económico, el quebrantahuesos también es un importante dinamizador de zonas rurales muy vinculadas al turismo, siendo muchos los naturalistas, ornitólogos y fotógrafos nacionales e internacionales que visitan y pernoctan actualmente en los Parques Naturales de Cazorla, Segura, Las Villas y Castril en busca de avistamientos y fotografías.
En esta iniciativa colaboran la Fundación para la Conservación de los Buitres, como coordinadora del programa europeo de cría del quebrantahuesos, la Estación Biológica de Doñana como asesora científica y la Fundación Gypaetus, como organización encargada de su ejecución.