A las seis de la mañana daba comienzo la Eucaristía de Despedida que acogía a numerosos devotos que no querían perderse los últimos momentos de la Patrona en la Parroquia de la Asunción y Ángeles. Tras la misa, la bandera multicolor volvía a agitarse con sones de “vivas”, y María Santísima de la Sierra emprendía este viaje de nuevo a casa.
Durante todo el trayecto se pudo observar el gran gentío que quiso acompañar a la Virgen hasta la Vía Verde, bastante más numeroso que en otras ocasiones y que alargaron temporalmente algo más las últimas horas en Cabra.
Tras el rezo de la Salve en la Parroquia de San Francisco y San Rodrigo, el alcalde de la ciudad, Fernando Priego retiraba la vara de alcaldesa a la Virgen y los costaleros emprendían los últimos metros hasta la Vía. Una última mirada a los enfermos del Hospital Infanta Margarita mientras se colocaban los cordeles.
Costaleros y cientos de devotos recorrían este antiguo camino que separa Cabra de la Sierra en la que ha sido una Subida especial por la celebración del Año Jubilar. Aproximadamente a las doce menos cuarto de la mañana, la Patrona llegaba al Picacho y a su Ermita, donde la esperaban otros cientos de devotos.
Quedarán en la retina momentos vividos con intensidad por los devotos egabrenses como la visita al Barrio del Cerro. Sus angostas calles recibieron con júbilo a la Virgen de la Sierra y a su paso, flores y papelillos. Un besamanos extraordinario en el que la Virgen ha estado más cerca de los egabrenses, y también a la Patrona presidiendo el camarín de la Iglesia de San Juan Bautista, un detalle singular por parte de la Archicofradía de la Vera-Cruz.