En el año 1994 la Organización Mundial de la Salud (OMS) instituyó el día 21 de septiembre como el Día Mundial del Alzheimer, que este año tiene el lema de “Avanzamos Juntos”.
A partir de ese momento, todos los años las asociaciones de familiares de enfermos de Alzhéimer desarrollan múltiples actividades con la finalidad fundamental de concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad y las consecuencias que produce en las personas enfermas, en sus familiares y en sus cuidadores/as principales.
Según la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras demencias (CEAFA) “el Alzheimer es un problema socio-sanitario de primera magnitud con incidencia en todos los órdenes de la sociedad, cuya evolución está estrechamente ligada a la extensión de la esperanza de vida de la población. La dependencia que genera afecta no sólo a la persona que sufre directamente la enfermedad sino también a la familia cuidadora, además de a importantes colectivos de la sociedad que se ven afectados por los efectos de la enfermedad en los cuidados familiares. El Alzheimer es, pues, un problema de todos, y entre todos ha de afrontarse, trascendiendo de fronteras, ideologías u otro tipo de condicionamiento”.
Por tanto, se puede afirmar, que el Alzheimer es una enfermedad familiar, ya que es el núcleo familiar cercano el que atiende a estas personas. El Alzheimer es una enfermedad que no sólo cambia la vida de aquellos que la sufren, sino también la de sus familiares, ya que tras el diagnóstico se convierten en cuidadores, dedicando, una media de setenta horas semanales a su familiar.
La enfermedad de Alzheimer es la forma de demencia más frecuente entre las personas mayores en España y, en un 80% de los casos, son las familias las que asumen el cuidado y los gastos generados por estos enfermos ante el olvido institucional. Según la Sociedad Española de Neurología lo anterior está provocando que, al menos, un 75% de los cuidadores sufran estrés y un 50% depresión.
En cuanto a los costes, la mayor parte los afronta la familia del enfermo, estimándose en un 87%, frente al 13% que asumen las Administraciones públicas.
Es necesario que todos estemos unidos contra esta lacra del siglo XXI, y unidos a todos los niveles. Es necesario desarrollar una acción global y coordinada que integre a todos los agentes vinculados, como única forma de poder hacer frente a una realidad que hoy afecta en España a más de tres millones y medio de personas, independientemente de su condición y lugar de residencia. La intervención sobre el Alzheimer y las consecuencias que produce debe ser una cuestión que, como en otros países de nuestro entorno, debe estar pilotada por la Administración pública, con el apoyo y liderazgo de quienes demandan soluciones que satisfagan sus necesidades, los enfermos y sus familiares cuidadores. Sólo de esta manera se podrán articular medidas homogéneas y coherentes.
En este sentido, queremos resaltar que desde el sector se están llevando a cabo varias iniciativas ciudadanas, entre ellas cabe mencionar la pretensión de impulsar un compromiso de todos los partidos políticos para que incluyan en sus programas electorales para las elecciones generales del mes de diciembre, un “Plan Nacional de Alzheimer y otras demencias” en el que se contemplen tanto a los enfermos como a sus cuidadores.