El día 21 de septiembre fue declarado por la Organización Mundial de la Salud, el Día Mundial del Alzheimer, convirtiéndose de este modo en el día más importante del año para todas las Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias.
Así durante la mañana de hoy la Asociación de Alzheimer Egabrense -ADAE- ha ubicado en la Plaza de España una mesa solidaria e informativa para conmemorar este día, hasta ella se han acercado representantes de diversos colectivos de Bienestar Social del municipio para mostrar su apoyo y la ciudadanía en general.
El tradicional lacito ha sido sustituido por un «pos-it», ya que el lema de este año es : «Haz que este gesto se pegue».
Además recordamos que en la mesa establecida en el día de hoy, aquellas personas que lo deseen pueden adquirir merchandising solidario para recaudar fondos contra esta enfermedad que cada día azota a más población, poniéndose a la venta camisetas, caramelos o pulseras. Igualmente tambián podrán inscribirse en la marcha solidaria que dicha asociación celebrará el próximo sábado 3 de octubre, y que culminará en el Centro Municipal Integrado descubriendo en sus proximidades una placa conmemorativa en honor de los cuidadores.
EL ALZHEIMER
Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que ya se ha diagnosticado en nuestro país a alrededor de 1.200.000 personas.
Tomó este nombre del doctor Alois Alzheimer, neurólogo alemán (1864-1915) que en 1906 observó cambios en el tejido cerebral de una mujer que había muerto por lo que se pensó que era una enfermedad mental extraña. Estos cambios anormales en el tejido cerebral son conocidos como signos característicos de esta demencia.
Se caracteriza principalmente por la aparición lenta de síntomas que evolucionan a lo largo de los años. Se trata de una enfermedad degenerativa de las células cerebrales –las neuronas-, de carácter progresivo y de origen hoy todavía desconocido.
Inicialmente se produce pérdida de memoria, y desorientación temporal espacial. En una segunda fase el enfermo pierde fluidez en el lenguaje, tiene dificultades para vestirse y necesita ayuda constante para realizar actividades cotidianas. En la fase avanzada la incapacidad es profunda y no se puede valer por sí solo. Su personalidad experimenta alteraciones irreversibles, deja de hablar, no reconoce a sus allegados y presenta incontinencia urinaria y fecal. Asimismo, aumenta la rigidez muscular, de manera que va quedando progresivamente recluido a una silla de ruedas y después a la cama. Además, aparecen otras complicaciones como ansiedad, angustia, agresividad o depresión.