De nuevo el Teatro el Jardinito acogía la celebración de uno
de los actos más esperados por los cofrades egabrenses, el Pregón de la Semana
Santa 2014. En esta ocasión era D. José María Barranco Zúñiga el encargado de
subirse al atril para contar sus vivencias en relación a nuestra Semana Mayor. Minutos
antes del comienzo, las butacas del Jardinito se completaban para arropar al
pregonero y deleitarse con su sentida oratoria.
La Asociación Instructivo Musical “Banda de Música de Cabra”
interpretaba, como viene siendo habitual, el pasacalles Cruz Parroquial al que
seguía una de las marchas que parece haberse convertido en un himno de nuestra
Semana Santa. Poco después, interpretaban la marcha escogida por el pregonero “Pobre
Carmen”, de Eduardo López Juarranz, una marcha escasa en los
repertorios de las bandas de música y que la formación local la tocaba con
asiduidad, convirtiéndose incluso en una marcha muy apreciada por los cofrades.
La presentación, a cargo de su hijo D. David Barranco Pérez,
fue un agradecimiento público y una muestra de amor en mayúsculas a su familia,
y en concreto a su padre. De la mano de Pepe, David fue desgranando
experiencias que no nacían de otro sitio diferente al corazón.
D. José María Barranco Zúñiga, Pepe Barranco, realizó un
recorrido por su historia personal y cofrade, marcando los momentos como si de
un reloj se tratara de su vida y cada una de las Hermandades en las que ha
formado parte a lo largo de su vida. Recuerdos y vivencias de su infancia que
recordaba con cariño, unido siempre a la mano de su padre, el saetero D. José
María Barranco Gutiérrez.
La saeta, tan arraigada en él, tuvo una especial atención en
la retórica de D. José María, uno de los pocos saeteros que aún cantan la saeta
al estilo de Cabra. Aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento “para que no
se pierda algo tan importante que no cabe en ningún museo, en ningún cofre”, palabras
que fueron aplaudidas. Los asistentes pudieron escuchar además dos saetas, una
a cargo de D. Fernando de la Rosa Pons y otra a cargo de su hijo, y también presentador
del pregonero, D. David Barranco Pérez.
No faltaron alusiones al resto de hermandades que conforman
la Semana Santa, con mayor hincapié en aquellas que han marcado en mayor o
menor medida su trayectoria cofrade. Exaltó con bellos versos salidos del
corazón que hicieron vibrar de emoción al público del Jardinito que rompía en
continuos aplausos.
Uno de los momentos más emotivos fueron las palabras en
relación a Jesús Nazareno, donde explicaba su experiencia como capataz de la
cuadrilla y reviviendo momentos que fueron dulces y también amargos, “hay
saetas que no se pueden cantar” al no ser capaz de “mantener la mirada” ante la
imagen.
Por último, dedicó el
final del pregón a su presente en la Hermandad de la Columna y Caridad;
Cofradía que además regalaba hace unos días las pastas en las que se encontraba
insertado el pregón y donde se leía en el emblema la palabra “Charitas”.
Y aplausos,
multitudinarios aplausos para un pregón cargado de sentimiento y emoción. Una
oratoria llena de versos narrados con una intensa pasión. Ahí quedaba otro
pregón, que quedará en los anales de la historia como uno de los mejores
pregones de la Semana Santa.